BIENAVENTURANZAS (XVI)
BIENAVENTURANZAS (XVI)
“Bienaventurados los que sufren persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos”.
Texto e ideas basadas en la lectura de Cochran, Gregory C. La persecución cristiana explicada por Jesús (Mateo 5:10-12), file:///G:/Meu%20Drive/EBOOKS/SBJT-18.1-Christian-Persecution-as- explicado-por-Jesús-Mateo-5-10-12.pdf
La iglesia cristiana ha trabajado sobre el tema a lo largo de su historia. Los Salmos y la literatura sapiencial lo hicieron para descubrir por qué los justos sufren y los malvados prosperan. Hace 1.800 años, Tertuliano, padre de la Iglesia, defendió a los cristianos ante la persecución que sufrían, haciéndolo con cierta ironía: “Si el Tíber sube hasta las murallas de la ciudad, si el Nilo no hace subir sus aguas más allá los campos, si los cielos no dan lluvia, si hay terremoto, si hay hambre o pestilencia, inmediatamente el grito es: “¡Cristianos fuera! Tíralos a los leones””
Agustín, obispo de Hipona, se vio obligado a ofrecer una defensa similar. En su libro La “Ciudad de Dios” defendió la fe cristiana tras el saqueo de Roma por los bárbaros, a principios del siglo V. Roma culpó a los cristianos de todas las calamidades y así justificó la persecución. Agustín escribió: “¡Con qué descaro, con qué seguridad, con qué locura, se niegan a imputar estos desastres a sus propios dioses y a imputarlos a nuestro Cristo!”
Mil años después de Agustín, en la Reforma, Calvino defendió a los cristianos. En el Prefacio a los Institutos, imploró al rey Francisco que se diera cuenta de que las doctrinas de los reformadores eran bíblicas. Le rogó que reconociera la injusticia de la persecución y le pusiera fin. En armonía con Agustín y Tertuliano, Calvino dijo: “…cuán grande es la malicia atribuida a la misma palabra de Dios que los hombres malvados y rebeldes provocan contra él”.
Sin embargo, este no es un ejemplo nuevo. Le preguntaron a Elías si no era él quien perturbaba a Israel (1 Reyes 18:17). Para los judíos, Cristo era sedicioso (Lucas 23:5; Juan 19:7ss). La acusación de agitar al pueblo fue dirigida contra los apóstoles (Hechos 24:5ss). ¿Qué más hacen los que hoy nos culpan de todos los disturbios, y discordias que hierven contra nosotros?” Elías nos enseñó a qué debemos responder: “No somos nosotros quienes difundimos el error ni incitamos disturbios; pero son ellos los que luchan contra el poder de Dios”. (1 Reyes 18:18).
Defender a los cristianos contra la persecución no es nada nuevo. Cristo, Esteban, Apóstoles, padres de la iglesia, reformadores o anabautistas, los cristianos siempre han estado en medio de controversias y han reaprendido la lección que Pablo y Bernabé enseñaron a los seguidores de Cristo en: “A través de muchas tribulaciones es necesario entrar en el reino de Dios. "
Marcos Inhauser
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