ENTUSIASMO INICIAL
ENTUSIASMO INICIAL
La reforma produjo un clima generalizado de euforia, pues se creía que disminuiría la pesada carga impuesta por la Iglesia Católica, cobrando diezmos, óbolos y otros impuestos religiosos. Las posiciones del libre examen de las Escrituras, del sacerdocio universal de todos los creyentes, el empoderamiento de los laicos que podían predicar, bautizar y enseñar en comunidades, y la facilidad para fundar iglesias locales, fue un tremendo terremoto en lo social, las relaciones políticas y económicas del siglo XVI.
El entusiasmo fue tan grande que asustó incluso a Lutero, quien habría dicho que los ángeles se encargaron de difundir sus tesis. Los cambios administrativos en Ginebra bajo el liderazgo de Calvino, las reformas propuestas y en parte realizadas por Karlstad, el complejo escenario de Zúrich y la impresión de Biblias en alemán e inglés entusiasmaron a muchos.
El entusiasmo religioso, con las implicaciones que trajo, afectó a la Historia, pudiendo hablarse de un "Antes de la Reforma" y un "Después de la Reforma". El empoderamiento generalizado, la relativa libertad para decidir la religión y el acceso al libro hasta entonces "prohibido" que sólo podía ser leído e interpretado en la versión de la Vulgata y por los obispos, produjo excesos y radicalismos por parte de quienes, sin bases teológicas serias, inventaron sus propias doctrinas.
La Reforma (que trabajó conceptos teológicos) y la Reforma Radical (que trabajó la eclesiología y tuvo un carácter más práctico en la concepción de la vida cristiana), impactaron la realidad, cada una en su estilo. La aceptación por parte de los laicos de que eran capaces de interpretar con eficiencia las Escrituras (la gran parte con autoeducación bíblica) y el carácter no confesional de muchos movimientos anabautistas tienen su parte de culpa en la aparición de aberraciones. Muchos no lograban comprender los conceptos propuestos por los reformadores y vieron en el anabautismo una versión más digerible y comprensible. Las libertades creadas por las Reformas dieron alas a los necesitados de atención y a los narcisistas revolucionarios: querían pasar a la Historia haciendo cosas notables.
Estos entusiastas, que tenían más sueños que conocimientos, más intenciones que teología, tenían amplio espacio para sus empresas. Esto no es algo que nació con la Reforma, ni que terminó. Ya en los primeros años de vida de la iglesia, los entusiastas dieron su colaboración a las crisis en las iglesias.
Una lectura del NT demuestra que los apocalipsistas estuvieron presentes, con la radicalidad de enseñar el retorno inminente, al punto que no debían casarse y algunos ya no querían trabajar, y algunos regalando sus posesiones (parece ser el caso de la iglesia de Tesalónica). Este entusiasmo escatológico ha llevado a algunos a adoptar estilos de vida radicales, abandonando las posesiones personales y centrándose en prepararse para el Reino venidero.
Otro exceso cometido por los entusiastas fue pensar que el martirio es la forma más sublime de espiritualidad y certeza de entrada al cielo. Algunos desafiaron abiertamente los edictos romanos, otros se ofrecieron como voluntarios para ser martirizados, y hubo quien pidió en una carta que no interfirieran para salvarlo de la ejecución. Un ejemplo son los "Actos de los Mártires de León".
Mención merece Marción, quien rechazó las escrituras del AT y sólo aceptó las del NT. Podrían citarse varios otros. Vale la pena señalar que casi en su totalidad necesitaban más estudios y mayores fundamentos teológicos para sus posiciones. El enigma es saber por qué y cómo consiguieron seguidores.
Marcos Inhauser
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