MINISTERIOS ABANDONADOS POR LA IGLESIA
MINISTERIOS ABANDONADOS POR LA IGLESIA
(Ideas extraídas de la lectura de HARPER, Christopher. Mediator as Peacemaker: The Case for Activist Transformative Narrative Mediation, en Journal of Dispute and Resolution, Vol 2006, Número 2, Artículo 10)
Hay algunas prácticas cristianas que, con el tiempo, fueron abandonadas o relegadas a otros campos del conocimiento, ya sea por presiones de grupos interesados, o por la incompetencia e incapacidad de los líderes cristianos para involucrarse con calidad en los ministerios. Me refiero específicamente a consejería y pacificación.
El trabajo milenario realizado por pastores y otros líderes religiosos para aconsejar a las ovejas ha ganado la presión y la sofisticación de discursos mejor elaborados. Hay países donde incluso la consejería está prohibida en el trabajo pastoral. Fue adoptado por psicólogos, psicoanalistas, entrenadores y muchos otros. El campo del pastoreado quedó reducido a la predicación, ya sea por pereza en la formación, o porque la predicación no requiere mucho sudor de reflexión y estudio, porque casi nunca el predicador es cuestionado en lo que dice.
Otros campos delegados son el de la pacificación y mediación. Moisés es el ejemplo de alguien que hizo de su ministerio uno de pacificación, de negociación, de intermediación, en la búsqueda de la paz. A la puerta de del tabernáculo atendió a su pueblo. Los jueces en el antiguo Israel también eran personas a las que se confiaban tales funciones. Con el tiempo, la práctica se alejó de sus raíces. Originalmente, la mediación/pacificación era un foro donde los miembros de la comunidad buscaban y lograban reconciliación, empoderamiento, sanación, paz y justicia. Esto se diluyó y se transfirió al sistema judicial formal. Con ello se pretende lograr una solución rápida, eficiente y jurídicamente vinculante (una decisión que funcione para todos). Hay el mito y la fantasía que la justicia formal es imparcial. La aplicación de la ley nos es garantía de justicia.
Los mediadores/pacificadores deben rechazar dos supuestos pilares de la mediación: la autodeterminación de las partes y la neutralidad del mediador. Se debe buscar un enfoque en el que el mediador/pacificador intervenga activamente para ayudar a las partes a lograr la curación, la resolución y, sobre todo, la justicia. Debe guiarse por la enseñanza bíblica de que Dios tiene opción por los pobres, las viudas y los extranjeros. En la disputa entre una persona poderosa y una persona social y económicamente frágil, hay una batalla desigual. El mediador/pacificador siempre debe tener esto presente. En una guerra entre dos naciones y un pueblo sin ejército, el pacificador no puede ser neutral. Debe ser profético.
Marcos Inhauser
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