PREGUNTAS HERMENÉUTICAS

PREGUNTAS HERMENÉUTICAS Nunca pensé que debería repetir lo obvio. Pero es alarmante el número de personas que no respetan las reglas básicas de interpretación de los textos, y especialmente de los bíblicos. No tengo idea de que arreglaré el mundo de la hermenéutica, pero como en la orden dada al profeta Ezequiel aquí parafraseada (“ya sea que escuchen o dejen de escuchar —porque son una casa de ignorantes que creen saberlo todo—, ellos sabrán que hubo entre ellos un maestro” Ez 2,3). Hay algunas preguntas que todo intérprete debe plantearse al texto, antes de intentar comprenderlo. ¿QUIÉN ESCRIBIÓ LO QUE ESTOY LEYENDO? Busque información sobre el autor, edad que tenía cuando escribió, formación académica, momento histórico que vivió, posibles influencias de otros escritores, etc. ¿CUÁNDO ESCRIBIÓ LO QUE ESTOY LEYENDO? Saber la fecha en que fue escrito asegura que el intérprete no concluya cosas que el texto no puede decir. También permite conocer acontecimientos previos a la escritura y lo que estaba viviendo el autor cuando escribió, de tal manera que estos datos arrojan luz para una mejor comprensión. Los hechos interfieren en la dinámica del texto porque presentan situaciones vivenciales que vivió el autor, que influyeron en él, y los motivos por los que escribe, quizás intentando interferir en el proceso. ¿PARA QUIÉN ESCRIBIÓ EL AUTOR? Definir el/los destinatario/s es fundamental para centrarse en la interpretación. ¿Está dirigido a una persona, a una comunidad, o es un escrito abierto a todos? ¿La intención del autor era que lo que escribió fuera conocido por otras personas? ¿Qué lecciones del texto se aplican sólo a los destinatarios? De lo que es particular del destinatario, ¿qué puedo sacar como lección que se aplique al lector actual? ¿Qué lecciones de este documento personal se pueden utilizar para una audiencia más amplia? En el ámbito de la interpretación bíblica, es común tomar una orden o promesa hecha a un personaje específico y aplicarla a todos. Un ejemplo de esto es tomar lo que Dios le dijo a Abram: “sé de bendición” y aplicarlo a toda la humanidad. Otra es tomar el “deja a tus parientes y vete a la tierra que te voy a dar” y creer y enseñar que todos están incluidos en este orden. Tome la historia de Josué a quien se le ordenó caminar siete veces alrededor de Jericó para que los muros cayeran y aplíquela a la vida personal o a una comunidad como una promesa de Dios. Marcos Inhauser

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